Imagínate a la joven Marie Tussaud a los 28 años, fabricando cabezas de cera de gran realismo mientras París estalla en un caos revolucionario. Captura rostros desafiantes y palidez mortecina, convirtiendo el miedo y el horror en figuras hipnóticas que hipnotizan a los lugareños y siembran las semillas de un legado duradero.