En 1914, las sufragistas se propusieron bombardear la Catedral de San Pablo, apuntando al trono episcopal con un potente artefacto explosivo alojado en una lata de mostaza. Afortunadamente, se descubrió antes de la detonación, ya que podría haber causado daños importantes. Sus métodos violentos, incluidos los incendios provocados, eran controvertidos, aunque su causa por el sufragio femenino era justa.